👉 NUEVO: «DIPLOMADO EN DERECHO PROCESAL CIVIL, LITIGACIÓN ORAL Y REDACCIÓN DE DEMANDAS».
Inicio: 29 de abril. Más Información aquí o escríbenos al wsp

👉 NUEVO: «DIPLOMADO EN ASISTENTE ADMINISTRATIVO, TRÁMITE Y GESTIÓN DOCUMENTAL Y REDACCIÓN DE DOCUMENTOS ADMINISTRATIVO».
Inicio: 20 de mayo. Más Información aquí o escríbenos al wsp 

Redacción jurídica: ¿qué son los extranjerismos y cómo se escriben?

Sumilla: Extranjerismos; 1. Dudas frecuentes; 2. Extranjerismos en la gastronomía

Cómo citar: Rodríguez, S. (2017). Manual de corrección de textos. Lima: Fondo Editorial de la Escuela de Edición de Lima, pp. 93-97.


Extranjerismos

Un proceso natural en todas las lenguas es la incorporación constante de palabras extranjeras. En el caso del castellano, «las principales fuentes de donde ha ido bebiendo son el árabe, el italiano, el francés y el inglés» (Gómez Font et al., 2015, p. 28), a lo que hay que añadir el avance tecnológico e informático. Los especialistas del lenguaje recomiendan evitarlos cuando en castellano hay un equivalente.

En la corrección de textos, deben tomarse en cuenta otros factores importantes, como el estilo editorial del contratante. En un libro sobre marketing (o márquetin, para los más extremos), habrá que acordar algunos aspectos con el cliente, por ejemplo, la terminología. Para empezar, dudo que acepten la palabra mercadotecnia, como proponen la RAE y la ASALE. De igual manera, hay que evaluar si para resaltar las palabras extranjeras se usarán las cursivas, como dispone la norma académica. En suma, cada publicación requiere que se evalúen cuestiones previas a la edición y corrección.

En cuanto a su ingreso al castellano, muchas palabras extranjeras se adaptan al español en su pronunciación y escritura: estrés (de stress), escáner (de scanner), estándar (de standard), aunque otras mantienen su forma original: boutique, karaoke, lifting. Una guía, aunque no completa por desfasada, es el Diccionario panhispánico de dudas.

1. Dudas frecuentes

1. Una de las dudas más comunes en el tratamiento de los extranjerismos es cómo registrar el plural, ¿en castellano o en inglés? Un ejemplo: la palabra sexy. Incluirla en un manual de estilo en su forma originaria (con y) debe contemplar la escritura de su plural, que sería sexies en inglés, con el fin de que el uso sea coherente. La otra opción es la castellanización con i latina, como sugiere —la RAE: sexi/sexis.

Sobre esta última propuesta, debo señalar que no es aceptada en algunas editoriales, pues creen que esa escritura no refleja la palabra; en suma, no aceptan la castellanización. Mi consejo siempre será la negociación, lo que acarrea necesariamente evaluar otros casos, con el fin de estandarizar (por ejemplo, las palabras panty, pony, gay, deberán recibir el mismo tratamiento).

2. Los cortes de palabras extranjeras, al final de renglón, deben contemplar las normas del castellano: bún-ker, vou-cher.

3. Al escribir palabras francesas (incluso nombres propios), debe tenerse cuidado con los acentos de esa lengua: créme brulée, crépe suzette, pret á porter, Ségolene Royal.

4. La norma académica dicta escribir en cursivas los extranjerismos crudos, los llamados xenismos. Aquellas palabras que forman parte del castellano no se resaltan en el texto (stand, puf, grafiti). Diferente es el caso de los vocablos extranjeros, incluidas las expresiones, que son claramente de otro idioma (bluff, cool, va bene).

5. A cada quien lo suyo. Los estilistas y diseñadores hablan de derriere, las revistas de moda escriben brassier o bra. Opino que, desde la corrección, no se pueden imponer las palabras castellanas nalgas, glúteos, sentaderas, trasero; sujetador, sostén. Con ese mismo criterio, no forzamos a quien prefiere gym o spa a escribir gimnasio o centro de belleza.

2. Extranjerismos en la gastronomía

Una duda general es cómo escribir algunas palabras de otros idiomas, pero que con el tiempo se han vuelto de uso común, como los nombres de algunos ingredientes o potajes que tienen gran protagonismo en las mesas peruanas; por ejemplo: champiñón (de champignon), lasaña (de lasagna), ñoqui (de gnocchi). No incluyo en este grupo los postres y platillos que ingresaron en su idioma original y, por tanto, la castellanización no tiene cabida, como créme brulée que se escribe con la ortografía del francés; frozen y milkshake, cuyas traducciones (granizado y malteada) no son de uso general en estas tierras.

Si bien la escritura de este tipo de palabras se define con los manuales de estilo, no es frecuente que el cliente cuente con uno; de ahí la importancia de la propuesta que hagamos. Como lectora, noto que muchos textos evidencian incoherencias en la escritura de palabras extranjeras que se usan desde hace varios años. Opino que debería estandarizarse la ñ para adaptar la escritura de términos originalmente con gn, como sucedió con champiñón, ñoqui, lasaña.

De modo análogo, para escribir palabras como cappuccino, la adaptación gráfica de la rae, con el dígrafo ch, capuchino, es una buena opción frente a la forma *capuccino, «que no es ni italiana ni española», según RAE (2005), y se diferencia del café con leche (que está perdiendo ante el latte que llegó con las cadenas transnacionales).

Otros casos que generan dudas son los vocablos franceses, como champagne (originario de la región francesa de Champagne), cuya adaptación varía según el país, champaña o champán (plural champanes). En el Perú, por ejemplo, nos es más familiar esta última.

Todo lo expuesto hasta ahora puede encontrar resistencia entre los restauranteros o editores de libros de gastronomía, que preferirán incluir en sus cartas las formas nativas champagne, champignon, gnocchi; algunos lo hacen conscientemente para llamar la atención del lector-comensal y le piden al corrector uniformar todo en francés o en italiano. Entonces empieza un largo camino de investigación, pues si se van a dejar en su idioma original, hay que escribirlos con la ortografía adecuada.

En comunicación personal, Alessandra Canessa, correctora y traductora del italiano, me recomendó la siguiente lista. Incluye la categoría gramatical, la traducción, el origen y la palabra castellanizada, de ser el caso:

Italianismos en la gastronomía

fettucine, diminutivo femenino plural, por eso termina en e: cintitas (fetuchinis).
spaghetti, diminutivo masculino plural, por eso termina en i: cordelitos (espaguetis).
linguine, diminutivo femenino plural: lenguitas.
bucatini, diminutivo masculino plural: agujereaditos.
penne, femenino plural: plumas (macarrones).
cannelloni, masculino plural. Cambia de género en la traducción literal: cañotas (canelones).
tagliatelle, diminutivo femenino plural. Cambia de género en la traducción literal: cortaditas (tallarines).
vermicelli, diminutivo masculino plural: gusanitos.
lasagna, femenino singular, del latín lasánea, significa pasta cocida en olla (lasaña).
gnocchi, masculino plural: nudos (ñoquis).

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Pin It on Pinterest

0
    0
    Tu pedido
    Tu carrito esta vacíoVolver a la tienda
      Calculate Shipping
      Apply Coupon