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El síndrome de alienación parental como elemento valorativo de violencia familiar psicológica

Sumilla: El síndrome de Alienación Parental como elemento valorativo de violencia familiar psicológica; 1. Introducción; 2. Análisis del Síndrome de Alienación Parental; 3. Análisis de las consecuencias del Síndrome de Alienación Parental

Cómo citar: Bermúdez, M., et al. (2008). Jus publicación especializada y actualizada para el profesional del derecho. Lima: Grijley, pp. 205-215.


El síndrome de Alienación Parental como elemento valorativo de violencia familiar psicológica

1. Introducción

El Síndrome de Alienación Parental (en adelante SAP) es una patología nueva que se analiza en el ámbito de las relaciones conflictivas entre los progenitores, provocando en el hijo una alienación o conducta de rechazo sobre un progenitor en particular.

En las siguientes líneas realizaremos un exhaustivo estudio con el objeto de dar a conocer esta problemática.

2. Análisis del Síndrome de Alienación Parental

2.1. Definición del Síndrome de Alienación Parental

Entendiendo la descripción que realiza Francois Podevyn, podemos señalar que el SAP es aquel proceso efectuado realizado por el progenitor A consistente en programar una conducta de rechazo al otro progenitor B, sin una justificación objetiva.

2.2. Exteriorización del Síndrome de Alienación Parental

La conducta alienante la ejecuta el progenitor con el derecho a la tenencia del hijo; sin embargo el otro progenitor, como reacción a tal conducta, cuando tiene acceso al hijo (a través de su derecho a la visita) suele realizar la misma conducta -criticable-; así comienza a generarse en el hijo una situación de inestabilidad, dado que se le exige una conducta de fide- lidad/rechazo que le es imposible de cumplir (conflicto de lealtades).

En la mayoría de casos, la conducta de los progenitores alienantes provoca una reacción de temor en el otro, al cual denominaremos «progenitor débil», por cuanto es víctima de violencia familiar, tanto física como psicológica.

Las características frecuentes de este progenitor débil son:

– Se encuentra sujeto a un contexto económico de dependencia.

– Por lo general, no tiene seguridad personal para la ejecución de actividades sociales profesionales o personales (incluyendo la toma de decisiones).

– Como mecanismo de refugio, suele «esconderse» en el ser protegido, buscando una vinculación afectiva y sentimental que enfrente al otro vínculo.

2.3. Origen del Síndrome de Alienación Parental

La causa general que la bibliografía referencial detalla sobre el SAP se debe sobre todo a los procesos de separación conflictiva de los progenitores.

2.4. La separación y conflicto entre los progenitores

Podemos dividir los factores que pueden provocar la separación de los progenitores en dos niveles:

a. Factores condicionantes objetivos

Son aquellos que las leyes sobre violencia familiar detallan como causales para interponer una denuncia penal o un planteamiento de separación de cuerpos y posteriormente una solicitud de divorcio.

En el ámbito penal, la violencia puede ser física como psicológica. En el ámbito civil, un adulterio o una infidelidad, la injuria grave, la conducta deshonrosa u otras que detalla la ley constituyen elementos objetivos justificativos para el comportamiento del progenitor alienante.

b. Autopercepción de víctima

La autopercepción de víctima es un elemento condicionante para que el progenitor débil no asimile su verdadero estado crítico y omita alternativas de protección tanto legal como personal, como poi ejemplo la continuidad o permanencia en el hogar con la ex pareja.

La víctima construye conscientemente una realidad convincente y sustentable en argumentos, que a través de la evolución del conflicto se vuelve inconsciente.

Adicionalmente, y como elemento intermedio entre los niveles de conflicto de la pareja, consideramos que existe un tercer elemento que puede provocar la ruptura del buen trato entre los progenitores: el contexto económico.

Así por ejemplo, los alimentos procurados para la atención del menor son un motivo para ampliar la discordia entre los progenitores, quienes objetan tanto la asignación (a favor del débil) como el criterio de cuantificación del mismo (a cargo del alienante).

Los criterios de interpretación de los alimentos varían dependiendo de quien realice la obligación o el disfrute del derecho.

El obligado a asumir el pago de alimentos suele admitir que le corresponde el derecho a sus hijos, pero los niega respecto al otro progenitor.

2.5. Variación del estatus del hijo en el conflicto

La gran conclusión del resultado del conflicto entre los progenitores es la variación del estatus del hijo, de ser «sujeto de derechos» a ser un «objeto» por el cual se debe «luchar» hasta una victoria, que puede ser manifestada en una resolución judicial o en una situación específica (rapto, sustracción o retención del menor en forma ilegal o ilegítima).

Los progenitores pierden la perspectiva de sus intereses e incluyen en este nivel a su hijo, pero no como titular de derechos (económicos y afectivos) sino como un elemento que justificará sus conductas y acciones, las cuales están encaminadas a la satisfacción de sus propias necesidades.

Por lo general, los progenitores no com- piciu en ni asimilan el hecho de que luego de su separación, surgen tres niveles de relaciones:

– Entre los progenitores, respecto de la manutención del hijo, de la educación (en lo que se refiere a la matrícula en alguna institución educativa y el seguimiento de sus estudios) y de la crianza. Esta relación tiene un momento de finalización que se presenta, normalmente, cuando el hijo asume su independencia económica o constituye su propia familia.

– Entre el progenitor A con el hijo.

– Entre el progenitor B con el hijo.

Como característica principal de este cambio de estatus, podríamos señalar que los progenitores no valoran el hecho del análisis de factores secundarios (el resto de la familia), factores humanos (el propio crecimiento del hijo) y factores temporales (no consideran la eventualidad de que el conflicto decaerá con el tiempo).

En esta perspectiva, los progenitores omiten considerar que sus hijos tienen el derecho de mantener el contacto con los otros miembros de sus familias. Los abuelos, tíos y sobrinos del progenitor, por lo general no están considerados cuando surge el conflicto que provoca la separación entre los progenitores.

Igualmente, también se omite la perspectiva de que el hijo desarrolla sus propios niveles de relaciones a medida que va creciendo.

La falsa sensación en los progenitores de que serán «enemigos» toda la vida (en particular si la separación se produjo poruña causal de divorcio, como por ejemplo el adulterio) es un factor que impide ponderar y sopesar la necesidad de encontrar elementos comunes a favor del lujo y de esta manera aliviar la tensión existente.

2.6. Niveles de generación del Síndrome de Alienación Parental

Las conductas generadoras del SAP se dividen en dos contextos:

a. La transmisión verbal de información negativa sobre un progenitor

Es la actitud y comportamiento provocado por los dos progenitores que depende del vínculo que tengan con el hijo. Frases como: «tu papá no te quiere», «tu papá ya no te quiere dar de comer», «tu papá ya no te quiere porque está con su novia», «tu mamá solo quiere vengarse», «tu mamá es una floja y no trabaja», entre otras, constituyen expresiones que usualmente el progenitor alienante utiliza para denigrar al otro progenitor.

En forma complementaria, las frases: «si no estás conmigo, no te compro lo que me pides», «si te vas con tu papá/mamá es porque ya no me quieres» y «¿quién te quiere más?», por decir solo algunas, son utilizadas para cuestionar el afecto sobre el progenitor y provocar como respuesta positiva las acciones alienadas del hijo a favor de quien las plantea.

Estas «gotas de veneno» son repetitivas, constantes, sutiles y con el tiempo son realizadas inconscientemente.

b. La ejecución de acciones condicionantes sobre el hijo

El chantaje del progenitor sobre el hijo es una práctica utilizada para provocar una acción «favorable» que genere en el otro progenitor la necesidad de realizar acciones semejantes.

De esta manera, ambos progenitores compiten por el afecto de sus hijos, provocando acciones específicas, como la premiación de conductas impropias o majaderías contra el otro progenitor.

Por ejemplo, los progenitores con derecho a visitas suelen tener un comportamiento pasivo respecto de la crítica o corrección de conductas impropias en el hijo; estos comportamientos procuran generar la imagen de ser el progenitor divertido, relajado o bueno frente a la posición del progenitor con tenencia de ser el inflexible, rígido o exigente.

Como consecuencia de ello, se genera en el hijo la falsa impresión de que el progenitor que le otorga o concede mayores beneficios inmediatos es el «mejor» y por quien debe tomar partido en el caso de que se vea forzado a escoger.

La toma de decisión del hijo (desde la lógica de los estímulos superficiales) incrementa los niveles de conflicto entre los progenitores y puede provocar la limitación del contacto con el padre (por lo general).

Las expresiones de cómo se manifiestan estos dos niveles de conducta pueden ser descritos en:

– Manifestación de violencia: como la agresión física, la intimidación y otros comportamientos traducidos en el ejercicio de poder.

– Manifestación de miedo: puede provocar la negación a la realidad, que puede «justificar» las acciones del progenitor agresor.

A modo de ejemplificar los niveles de generación del SAP, ampliaremos la posición de Francois Podevyn explicando situaciones específicas:

a. Impedir al otro progenitor ejercer su derecho a la visita.

b. Desvalorizar, ridiculizar e insultar al otro progenitor delante de los hijos.

c. Restricción de la comunicación o vínculo paterno-filial, se llega al extremo de prohibir todo tipo de relación (obstrucción de vínculo paterno-filial).

d. Reprochar el comportamiento inadecuado de los hijos al otro progenitor, como por ejemplo con la frase: «tú los engríes mucho». En términos de Douglas Darnall el progenitor alienante es el constructor de las ilusiones del hijo.

e. Generar un entorno alienante sobre el hijo, involucrando (conscientemente e inconscientemente) a los abuelos, familiares, amistades y si lo hubiera a la nueva pareja.

f. Organizar varias actividades con los hijos durante el periodo en que el otro progenitor debe normalmente ejercer su derecho de visita. En particular, en épocas de vacaciones escolares, con la inscripción en actividades escolares extracurriculares que limitan el contacto del progenitor sin tenencia, forzando a que este «ceda» su tiempo en aras del bienestar futuro del hijo.

g. Presentar a la nueva pareja a los hijos y exigirles un respeto o atención desproporcionada como si se tratase de su nueva madre o su nuevo padre, («padre/ madre es quien cría», es la justificación que planifica el progenitor alienante).

h. Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar con el otro progenitor (elección de la religión, elección de la escuela, elección de regalos importantes).

2.7. Identificación de conductas alienantes

Podemos plantearlas de la siguiente manera:

a. Limitación del vínculo entre el progenitor sin tenencia con el hijo

Inconscientemente, el progenitor con tenencia realiza acciones con respecto a la planificación del tiempo del hijo, en particular en épocas en las cuales tiene planificado tener una convivencia con el otro progenitor.

El progenitor sin tenencia, igualmente, procura ampliar su ámbito temporal de convivencia en perjuicio del otro progenitor, sobre la base de la escasez del tiempo de disfrute del contacto.

b. Obstrucción del vínculo entre el progenitor sin tenencia con el hijo

Es la conducta extrema del anterior punto. Los progenitores (con tenencia y sin dicho derecho) realizan acciones con las cuales tratan de negar la presencia de su contraparte en la vida de su hijo.

c. Planteamiento de denuncias falsas y acciones judiciales temerarias y maliciosas

Como resultado de las acciones de parte del progenitor perjudicado con las acciones del progenitor alienante, se genera una reacción natural: se judicializa el conflicto.

Sin embargo, las acciones iniciales de proteger al hijo pueden confundir al progenitor, ocultando su verdadera intención, que es la satisfacción de sus intereses por «recuperar» o «tener en exclusiva» a su hijo, provocando la justificación de realizar acciones temerarias y maliciosas en el ámbito judicial.

Denuncias como la omisión de alimentos (en particular, respecto de fechas donde se suele exagerar, y respecto de los alimentos entregados sin registro de recepción: «el padre nunca prestó alimentos»), violencia familiar (sobre todo maltrato psicológico: «el padre constantemente me humillaba»), constituyen herramientas recurrentes que terminan dilatando el proceso judicial y generan un sobrecosto innecesario a los organismos jurisdiccionales, quienes por ley se verán obligados a tramitar dichas denuncias.

A pesar de que son acciones temerarias y maliciosas, los juzgados no suelen sancionar estas acciones, y a pesar de que se exige una motivación de las resoluciones, respecto de las denuncias de acciones temerarias, se omite un pronunciamiento sobre lo planteado en forma negligente y deliberadamente.

Las quejas y denuncias a funcionarios judiciales por estas circunstancias son la segunda etapa de las acciones judiciales del progenitor perjudicado, pero esta vez sí cuentan con un elemento objetivo para la tramitación de sus recursos: la inacción del órgano judicial o la omisión de pronunciamiento.

Bajo este contexto, el progenitor débil termina generando dos relaciones procesales: por un lado, con el otro progenitor y, por el otro, con el juez (generalmente mujer), generando en la percepción del litigante (progenitor débil,sobre todo varón), de que la jueza es una «nueva abogada» en la causa principal.

A partir de esta percepción, en las audiencias, las notificaciones y en todo trámite judicial, se deberá tener presente la animadversión del juzgador sobre el litigante que planteó la queja o la denuncia, respecto de la interpretación de sus resoluciones judiciales. El juzgador termina emitiendo resoluciones vacías, sin contenido ni referencia sobre lo planteado, o solo indicando «téngase presente en cuanto fuere de ley».

d. Conflicto absoluto entre los progenitores

La relación personal entre los progenitores tiene un nivel de rechazo absoluto.

e. Exigencia de los progenitores para que el hijo opte por uno de ellos

Entre la opción de ser abandonado y ser el favorito por cada progenitor, el hijo desarrolla un conflicto de fidelidad frente a sus progenitores.

Como reacción natural frente a este conflicto, el hijo manifiesta una nueva conducta, que puede ir desde la manipulación (aprovechando la necesidad de búsqueda de fidelidad del progenitor) hasta la depresión, que puede inclusive provocar el suicidio infantil.

f. Niveles de reacción del hijo ante el Síndrome de Alienación Parental

El hijo puede reaccionar de dos maneras ante las manifestaciones del SAP realizadas por sus progenitores:

– Asimilando la alienación

Traducida en la búsqueda de la estabilidad emocional y fortaleciendo el vínculo con el progenitor alienante, caracterizado en la satisfacción de un interés, del progenitor o del hijo.

Como consecuencia de esta asimilación, existe una asignación de características personales equivocadas respecto del progenitor débil, que con el tiempo se traducirá en una desvinculación afectiva.

Major procura explicar la teoría de Gardner, desarrollando los síntomas y conductas manifestadas por el hijo alienado, a saber:

– Los argumentos del hijo alienado no justifican su conducta o proceder.

– El hijo alienado manifiesta una seguridad exagerada en su relación con sus progenitores (confianza con el alienante y desconfianza y rechazo con el débil).

– El hijo manifiesta una independencia en la toma de sus decisiones y autonomía en el desarrollo de su conducta social, inusuales y provocadas por el progenitor alienante.

– El hijo no tiene conflicto de responsabilidades, es seguro de sus decisiones (equivocadas)

– El hijo asimila hechos de conformidad con los argumentos del progenitor alienante; hechos que inclusive no necesariamente los ha vivido.

Estas conductas son analizadas en una perspectiva de tres niveles:

– Nivel de alienación ligera. La conducta del hijo es variable según el progenitor.

– Nivel de alienación medio. Asimilación de la personalidad del progenitor en forma excluyente y en términos opuestos (bueno/malo, positivo/negativo, comprensión/crítica).

– Nivel de asimilación grave. Son los hijos fanáticos del progenitor alienante. Desarrolla paranoia y miedo exagerado.

– No percibiendo la alienación

En particular, cuando el hijo se encuentra en una etapa de crecimiento (adolescencia) y cuando ya tiene un nivel de relaciones personales con terceras personas, se adapta al contexto conflictivo en que vive y procura no involucrarse en el conflicto de los progenitores y deja de tomar en cuenta las conductas alienadoras de estos.

El nivel de madurez del hijo (no necesariamente frecuente) provoca en los progenitores la fatiga en el conflicto, y cuando observan tal situación, asimilan su condición de progenitores y no de propietarios del bien llamado «hijo».

3. Análisis de las consecuencias del Síndrome de Alienación Parental

a. En el ámbito nacional, no existen estadísticas oficiales respecto al porcentaje de progenitores alienadores, hijos alienados, ni sobre la violencia familiar psicológica que se produce luego de la separación de los progenitores, con lo cual se genera una cifra negra que no puede ser obviada en el estudio de los procesos judiciales de familia.

b. Los polos opuestos de los efectos del SAP van desde la desvinculación del vínculo entre un progenitor con su hijo hasta el suicidio infantil.

c. No existe una posición definida de los efectos y naturaleza del SAP en los psicólogos, pues muchos de ellos no son conscientes de los efectos alienadores en las respuestas de los niños y adolescentes, cuando son sometidos a una prueba pericial para determinar un régimen de visitas o concesión de] derecho a la tenencia.

d. El origen del SAP se produce a consecuencia del rompimiento de la relación cordial y amable entre los progenitores (las rupturas no son fáciles) y se incrementa cuando se plantea en vía jurisdiccional la definición de la custodia y tenencia del menor.

e. En los niños se produce una «concientización» de las cualidades positivas del progenitor con quien tiene una relación directa, generalmente en su domicilio, en oposición a la percepción de los defectos personales del progenitor con quien el menor no tiene convivencia familiar.

f. El SAP puede ser provocado por cualquiera de ios dos progenitores; sin embargo, suele convertirse mayoritariamente en progenitor alienante quien tiene la tenencia legal y física del menor. El progenitor sin este derecho, igualmente, puede convertirse en alienante al utilizar el tiempo disponible en el ejercicio de su derecho de visita, en denigrar al otro progenitor.

g. El progenitor alienante, por lo general, basa su conducta y deseos de obtener justicia, revancha o la protección de su hijo; fundamentos que le «motivan» a evitar el contacto entre su hijo con el otro progenitor.

En esta perspectiva, las razones están vinculadas a contextos subjetivos y no a razones objetivas; razón por la cual los ámbitos de impartición de justicia del juzgador se limitan porque resulta complicado exigir tratamientos psicológicos o de asistencia social en una sociedad como la nuestra, en donde los problemas económicos son una de las razones principales que provocan la separación de la convivencia familiar entre los progenitores.

h. Frente al hecho de la nueva situación afectiva de los progenitores, en el niño o adolescente se puede observar un conflicto de lealtad, perjudicándose su propia percepción de los niveles de afecto, lo que se ve reflejado en frases como: «ya no me quieres, quieres a tu novio», «solo a él lo atiendes», «no quieres jugar conmigo porque  estás con tu novio», «no quieres ir donde la abuela porque vas a salir con tu novio».

i. La directa proporcionalidad entre la ausencia de convivencia familiar entre el progenitor sin tenencia con la «memoria» afectiva de este.

A medida del crecimiento del niño o adolescente, muchos de los recuerdos positivos de la relación padre/madre-hijo se perderán. Si bien esto es un fenómeno natural en el desarrollo humano, el problema radica en que la ausencia de estos «recuerdos» provocarán la necesidad de rescatar vivencias que no necesariamente deberían permanecer, como por ejemplo, las llamadas de atención o las peleas entre los progenitores «por su culpa», tal como suelen llamar a este proceso.

j. El niño o adolescente alienado suele asimilar el lenguaje y las expresiones del progenitor alienante, el cual lo descontextua- liza de su entorno y de las relaciones afectivas con el progenitor sin tenencia y con la familia de este.

k. En los conflictos donde se presenta el SAP, suele observarse que los progenitores son proclives a formular denuncias falsas o adulterar los hechos a efectos de favorecer su posición, y de esta manera incrementar sus derechos y limitar los del otro progenitor.

Las denuncias falsas, temeridad y malicia procesal, suelen ser planteadas por los progenitores, tengan o no la tenencia, porque parten con la falsa premisa de que pueden provocar la suspensión y hasta la extinción de la patria potestad del «rival».

1. El SAP provoca tres niveles de relaciones, y en todas estas el resultado es el misino, relaciones conflictivas.

– progenitor débil (sin tenencia) con su hijo,

– progenitor alienante con su hijo, y

– progenitor débil con el progenitor alienante.

En este nivel, a criterio de Ignacio Bolaños se desarrollan cuatro tipos de parejas.

Como conclusión parcial de todas estas situaciones de relaciones humanas, se puede determinar que el gran perjudicado es el niño o adolescente.

Los progenitores no pueden separar los niveles de relación humana entre sí (problemas propios de la separación) con respecto a los intereses, garantías y derechos de sus propios hijos. Son dos niveles que los progenitores, tanto del alienante como del débil, no logran percibir en su real dimensión, por cuanto operan bajo una percepción subjetiva justificante.

4. Diferencia entre el Síndrome de Alienación Parental y otras conductas de los progenitores (abuso o descuido)

Luego de la ruptura de la unión familiar, las conductas tanto de los progenitores como del hijo varían indefectiblemente: desde el descuido (en directa relación a la situación económica o a la desidia en la atención) hasta el abuso (el cual siempre es preexistente a la quiebra de la unión familiar).

La diferencia bien puede parecer sutil para los progenitores, sin embargo Gardner desarrolla un cuadro (que ampliamos) en el que hace la diferencia entre el abuso o descuido de las conductas provocadas por el SAP.

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