Cómo citar: Ureta, J. (2012). Técnicas de argumentación jurídica para la litigación oral y escrita. Lima: Ediciones Legales, pp. 77-82.
Las reglas del buen debate
Todo tipo de confrontación, así sea una riña callejera, supone el compromiso de quienes participan con un conjunto de reglas, y no es extraño que una parte del debate pueda dirigirse a clarificar las reglas que rigen el debate en concreto.
En un famoso artículo publicado en 1975, Paul Grice postuló un primer grupo de reglas aplicables al debate, introduciendo el llamado principio de cooperación. Conforme con este principio, toda conversación y debate logra éxito mediante la colaboración de sus participantes, y el respeto de ciertas reglas tácitamente aceptadas.
El principio de cooperación se puede formular de este modo: “Haz tu contribución en la conversación tal como se requiere, en la etapa en que ocurre, según el propósito aceptado o dirección del intercambio en el que estás comprometido”. Desde este principio, Grice postuló las siguientes máximas:
Cantidad. De la información que se brinda:
– Que sea todo lo completa que se pueda.
– Que no se informe; sin embargo, más de lo que se necesita.
Cualidad. Que aquello que se diga sea verdadero:
– No diga nada que sea falso.
– No afirme aquello de lo que no tenga prueba.
Relación. Diga cosas relevantes relacionadas con el tema de que se trate.
Modalidad. Se refiere al modo de decir; pero por la polisemia del término, preferimos el término “manera”:
– Sea claro.
– Evite la ambigüedad.
– Sea breve y evite la prolijidad innecesaria.
– Sea ordenado.
El intercambio de información en una conversación cotidiana o un debate presupone estas condiciones:
1. Cantidad de información que se brinda. Los interlocutores generalmente confían en que las personas brindan información verdadera y que esta es suficiente. Existe al respecto una anécdota que ilustra este principio, mencionada por George Yule en su libro Pragmatics, que muestra cómo la falta de cooperación en la conversación puede provocar hechos, en este caso, risibles:
Se acerca un hombre a una joven sentada en un banco del parque; hay un perro cerca y le pregunta a la joven: ¿Su perro muerde?; ella responde: “No, señor”. El hombre se pone a juguetear con el perro y recibe una mordida. “¿Pero usted me dijo que su perro no mordía?”. “Ese no es mi perro”.
Tal como poca información perjudica a la comunicación, también la perjudica el exceso, que se gráfica en las demandas o respuestas de demanda escritas que tienen decenas de páginas o un largo discurso recargado de detalles.
Adelino Cattani nos recuerda que en el debate existe una especie de derecho a no decir toda la verdad, pero como contrapartida existe el derecho de la otra parte a pedir más información.
2. Cualidad de la información. Lo falso, como aquello que no se sustenta con pruebas, es también un elemento destructor de la comunicación.
3. Relevancia. Hay que decir lo que es importante para que el intercambio no sea perjudicado. Otro ejemplo: una anécdota cuenta que el rey Creso efectuó una consulta al oráculo de Delfos, para averiguar si podía atacar al Imperio persa; el Oráculo le respondió: “Si emprendes la guerra a Persia destruirás un reino poderoso”. Creso se embarcó en el conflicto y fue derrotado. Cuando volvió en harapos al Oráculo a reclamar, este le replica que la profecía se había cumplido, se destruyó un reino: el suyo.
4. Modalidad. La precisión y claridad son apreciadas como cualidades fundamentales para lograr el éxito de los intercambios conversacionales y en los debates.
Podríamos evaluar los argumentos esgrimidos por cada parte conforme al nivel de realización del principio de cooperación, guiándonos por el cuadro siguiente:
Posteriormente, se ha tratado de identificar las reglas que rigen el debate; así, tenemos las leyes del discurso de O. Ducrot, los postulados de la conversación de D. Gordon y G. Lakoff, como las reglas de la discusión crítica de Van Esmeren y Grootendorsts, de la cual hemos elaborado una versión sencilla.
Las reglas de una discusión crítica:
– Las partes tienen el derecho a exponer sus tesis y a formular sus dudas.
– Cada parte tiene el derecho a exigir más información y justificaciones.
– El ataque a una tesis debe referirse al punto de vista que ha sido presentado en la tesis.
– La defensa de una tesis solo puede hacerse con argumentos relacionados con la tesis.
– Las premisas implícitas deben ser aceptadas por quien sostuvo el argumento y nadie puede atribuir falsamente a un argumento premisas implícitas que no tiene.
– Los puntos de partida no pueden ser negados ni pueden ser alterados.
– Los argumentos deben ser lógicamente válidos o pueden ser validados completando las premisas implícitas.
– Los argumentos deben presentarse en un esquema argumentativo apropiado.
– Las tesis y argumentos no pueden ser oscuros o ambiguos, y deben permitir una interpretación lo más literal posible.
– Una defensa fallida de un punto de vista debe tener como resultado el que la parte que lo presentó se retracte de él; así mismo, una defensa concluyente debe tener como resultado el que la otra parte se retracte de sus dudas acerca del punto de vista.
La regla 1, versa sobre el derecho a defender nuestras ideas, y para el oponente es el derecho a sostener una idea divergente y a formular sus dudas, sin que lo reduzcan a silencio ni que lo amenacen bajo ninguna forma.
La regla 2, cada parte tiene el derecho a exigir más datos y explicaciones, simplemente proponente y oponente pueden exigir aclaraciones y deben soportarlas.
Por la regla 3, usted debe apuntar sus dardos al real argumento sostenido, a la verdadera tesis, no caricaturizándola, exagerándola o creando una ficción de la tesis contraria ni atacando a la persona que la sostiene.
Por la regla 4 se debe responder a las objeciones y explicaciones solicitadas, el silencio no es respuesta que valga, pero se debe responder atinadamente, sobre el punto, no salirse por atajos o distractivos ni a contar su vida personal para sumar puntos.
Por la regla 5 usted debe aceptar la información implícita en sus argumentos y las consecuencias que ella acarrea, y por lo mismo debe atacar directamente a las premisas implícitas de los argumentos contrarios, no inventar lo que no tienen y trastocarlas para sorprender al auditorio.
Regla 6: si usted comenzó el debate aceptando ciertas normas, conceptos, hechos, no puede negarlos en el camino si es que la cosa se le pone fea.
Regla 7: al menos trate de que sus argumentos guarden la forma siguiente: que se pueda distinguir la conclusión de premisas, basta de esas narraciones sin conclusión o de razonamientos que son todo una sola conclusión sin argumento, y que al menos se pueda advertir que las premisas tienen relación con la conclusión.
Por la regla 8, como sabrá hay diversas formas argumentativas: autoridad, analogía, ejemplos, causa y efecto, testimonios, etc. Bueno, pues si cita una autoridad, al menos que sea una autoridad; si trae un experto, que sea realmente un experto; si hace un ejemplo que lo sea realmente; luego, si también esos argumentos sirven y apoyan la tesis, enhorabuena, estará defendiendo de manera concluyente su tesis.
Por la regla 9, debemos entender que en un debate la colaboración suma puntos a favor, y ser claro, preciso, es una gran ayuda. La oscuridad, ambigüedad se ven como malas jugadas.
Por la regla 10, si no tuvo claridad expositiva, si sus argumentos no eran pertinentes o no tenían base, si encima varios de ellos no guardan relación lógica, si se redujo a exaltar sus valores y a defenestrar del adversario, y por el contrario la otra parte expuso, argumentó, permitió el examen, respondió adecuadamente y probó su tesis, no sea terco y retire sus dudas, y al menos por esta vez trate de asumir la tesis adversaria.
Muy bueno, gracias jurispe